lunes, 11 de julio de 2011

La Otra Cara de Taboga


El trayecto desde la Playita de Amador, hasta el atracadero de la Isla de Taboga, se me hizo relativamente corto, un sin número de techos de todos los colores hacían el constraste con el azul del mar y el celeste intenso del cielo, dándonos la bienvenida.
Me encontraba extasiada debido al gran colorido que procedían tanto de las aguas que bordeaban la isla, como del pueblo en general. "Nos dirigimos hacia el Refugio de Vida Silvestre Taboga Uraba", interrumpió la voz del guía, por lo cual nos preparamos para iniciar el recorrido.
Mientras el entorno iba cambiando a medida que avanzabamos, de apiñadas y pequeñas casas coloridas a hermosas residencias que se encontraban cercadas tal cual pequeñas fortalezas, nos íbamos acercando a nuestro destino final, pero el cambio se torno abrupto de hermosas y coloridas flores, empezamos a ver en el suelo latas, cajas, botellas, inclusive restos de desechos hospitalarios, continuamos con nuestro recorrido, sin no dejar de apreciar que era cada vez más constante la presencia de desechos sólidos en el camino.
El guía nos comentaba que estábamos llegando a los límites del Refugio de Vida Silvestre, el paisaje era muy vistoso, sin embargo deseábamos llegar a la cima, para poder tener una vista general del área; entre los matorrales logre ver un maltratado letrero que reafirmaba lo que el guía indicaba.
Nos detuvimos aproximadamente un minuto después que pisamos los límites del Refugio de Vida Silvestre, mis ojos no podían dar crédito a lo que presenciaban, era un insulto tanto a la vista como al olfato, más aun siendo una área protegida, según nuestra legislación ambiental vigente, las exclamaciones de mis compañeros no se dejaron desear, era impactante poder observar lo que desde la orilla del pueblo o desde el muelle, nadie ve; me pregunte en ese instante si los inocentes bañistas conocerían de este lugar.
Se podía observar restos de desechos de todo tipo, desde pequeños envases de plástico, cartón o vidrio, hasta muebles y artefactos de cocina enteros, gasas, guantes y otros residuos peligrosos.
Taboga no escapa a la realidad de cualquier pueblo o ciudad, del área metropolitana de la ciudad de Panamá, los desechos son generados casi espontáneamente producto de nuestras actividades diarias, el gran dilema radica en su disposición final, maximizado tal vez por las condiciones que como isla se presentan en este ecosistema, en donde las capacidades de carga de los sistemas de acueducto y alcantarillado, han sobrepasado su capacidad de carga y donde el espacio disponible es limitado, debido a que la mayor parte está ocupada por residencias o son propiedad de inversionistas que se encuentran en espera de desarrollar grandes proyectos urbanísticos y turísticos.
Lo más impactante para mí fue ver como estos desechos se encontraban dispuestos sin ningún tipo de control en una pendiente que iba directo hacia el mar y lo irónico que estuviese dentro de una área protegida, me pregunte en dónde se encontraban las autoridades ambientales, sin embargo lamentablemente la respuesta no la iba a encontrar allí.
Dispusimos seguir nuestro recorrido, con un pesar en mi corazón, y aunque llegamos a la cima y vislumbramos un hermoso paisaje, definitivamente no fue lo mismo, después de haber visto tan deprimente escena, aún queda en mis recuerdos el sin sabor de mi visita a Taboga.

3 comentarios:

FLOR ACOSTA MENDOZA dijo...

EXCELENTE PUBLICACIÓN, EN ELLA SIN HABER VISITADO TABOGA PUEDO TRASLADARME AL LUGAR YA QUE LA DESCRIPCIÓN ES UNICA Y HACE QUE EL LECTOR PUEDA CAPTAR EL MENSAJE QUE DEBEMOS CUIDAR DE NUESTRO AMBIENTE Y NO DEJAR QUE AREAS PROTEGIDAS COMO TABOGA SIGA EN TAN DEPRIMENTE SITUACIÓN

SEABELL PASTOR dijo...

Muchas gracias por tu comentario Flor, es cierto las autoridades ambientales, han perdido de cierta manera el rumbo o la dirección de lo que debe ser sus principios como entidades rectoras de nuestros recursos naturales.

Aida Martínez dijo...

Excelente comentario Sea, ojala todos tomáramos conciencia y cuidemos nuestro ambiente en beneficio de todos y nuestras futuras generaciones.